miércoles, 2 de julio de 2008

Niños malos

Quién dice que los niños no son buenos? He visto compararlos con pequeños demonios, decir que son muy egoístas y en definitiva, lo más común, es tacharlos de mala conducta. “Es que mi hijo es muy malo” aseguran algunos padres… malo? A veces lo que han querido decir es que es muy “activo”, otras se refieren a que el niño no hace en ese momento lo que a ellos les apetece que haga. Vaya… eso no es ser malo, malo sería esperar que un niño no se comporte como tal.

En la mayoría de los casos los niños tienen un comportamiento correcto respecto a su edad. Somos los padres que estamos demasiado cansados de trabajar, demasiado poco pacientes ese día, o demasiado poco receptivos para valorar alguna otra alternativa posible que no sea “se está portando mal”.

Los niños son puros, sinceros, transparentes, humildes. Solo el paso de los años y nuestros deseos de corregir sus instintos, les corrompe con el tiempo.

Los niños tampoco engañan. Prueba de meter olivas en un bote y pedirle que le diga a mamá que puso canicas. Algunos padres, en cambio, sí que mienten cuando les dicen a sus hijos que si no se portan bien vendrá el lobo o si dicen mentiras les crecerá la nariz como a pinocho.

Luego, a pesar de todo, nos perdonan. Por decirles que son malos, por engañarles con el lobo, por no ser pacientes ese día. Y lo hacen pronto, muy pronto. Es un valor añadido e innato a su noble personalidad. Un niño perdona siempre, un adulto solo a veces… Un niño olvida lo que le hiciste… Un adulto casi siempre lo recuerda... y te lo recuerda, también.

Deberíamos hacer un ejercicio siempre antes de malpensar, de dudar de nuestros hijos. El ejercicio de preguntarnos un "y si...?". Y si cabe otra posibilidad? y si no lo hace por maldad y lo hace por bondad? Recuerdo el ejemplo conocido de la madre que se enfada porque el niño con los abuelos recorre largas distancias y con ella se cansa pronto de caminar. Y si el hijo lo hace con la consciencia de que los abuelos no podrán cogerlo cuando está cansado? y si está siendo más bondadoso que malo? Tan solo esa mínima posibilidad debería hacernos reflexionar antes de juzgar y plantearnos que hay generosidad en las acciones de nuestros hijos.

También existe la extraña expresión de "no lo cojas que se acostumbra" que tanto daño ha hecho a esta sociedad debido a que está tan generalizada que hasta lo damos por hecho. He escuchado decirlo incluso tratándose de bebés tan pequeños que me daría hasta angustia negarle unos bracitos de consuelo.

Al final, a los padres confundidos lo único que nos quedaría es dejar de lado el "qué dirán", olvidar los "tópicos", los “malos consejos”, y hacer caso a nuestros instintos y buenas intenciones.

Me conmovió una vez escuchar a una madre arrepentirse de cómo había criado a su primer hijo y decir que con el segundo fue totalmente diferente. Porque a tiempo entendió que se había perdido un montón de cosas la primera vez por hacer caso de tantos consejos ajenos y no escucharse más a sí misma ni a su bebé.

Lo único que puedo decir después de todo, es que cada uno críe a sus hijos como crea, como buenamente sepa... pero que prime siempre el respeto y sobretodo nos dejemos llevar más por el corazón. Y que no hace falta que sean niños altos o guapos, tranquilos o más listos… Que simplemente nuestros hijos sean niños sanos y les hagamos felices.

1 comentario:

Meritxell Sánchez dijo...

Tienes toda la razón. Estas reflexiones me las he hecho muchas veces desde que soy madre. He aprendido a dejar a un lado las opiniones y consejos de los demás, que a veces, más que opiniones o consejos, parecen verdades absolutas. Lo peor es cuando vienen de personas muy cercanas. En este sentido, me ayudó mucho leer el libro Bésame mucho de Carlos González antes de ser madre. Estoy muy agradecida a mis dos pacientes doctoras que me regalaron el libro.