domingo, 29 de junio de 2008

Mi experiencia "lactante": Fiebres (Parte II)

Llegamos al hospital. Yo sin estar convencida "otra vez la misma historia" me decía en mis adentros. Me preguntaba cómo me tratarían esta vez. Pues bien, llegué y me tomaron la temperatura, seguía a 39.5 aún después de haberme tomado aquella pastilla. Me hicieron esperar otra vez en la sala. Después de la gran espera habitual de los servicios de urgencias "urgentes" de este país, por fin me atendieron de nuevo. Otra vez temía por mis horas de ausencia sin Xavier, la lactancia exclusiva hasta el momento seguía siendo eso: exclusiva. También hubiera esperado que en los hospitales dieran facilidades en este sentido, pero por desgracia no se aplican el cuento.

Pues bien, me hicieron pasar al área de cirugía porque tal y como yo les había explicado tenía un serio problema de fisuras que podría estar relacionado. El cirujano descartó una posible infección interna puesto que observó solamente una afectación externa muy acentuada, pero externa. Creo que se equivocaba, pero esa es mi valoración personal. Mis motivos son los siguientes: la fiebre se dio de forma inesperada justo minutos después de ir al baño, este hecho iba acompañado del dolor anal habitual al que estaba acostumbrada o para qué mentir, no me acostumbraba. Debido a mi estado “exterior” no se me podía hacer una exploración interna, ni un tacto, ni nada… puesto que podría empeorar las heridas, de forma que no había forma de saber de forma certera si había infección local o no. Todo eran conjeturas. Podían estar en lo cierto o no. Cabe remarcar que más adelante consulté con otros dos especialistas que llegaron a la misma conclusión: todo es posible. Así que sigo creyendo que se equivocaban, pero esa es solo una opinión personal.

Pues bien, debido a que “no era posible” una infección local en esa zona, me hicieron una analítica. Me colocaron después en un pasillo, detrás de una puerta de acceso al servicio de urgencias, porque textualmente “estamos colapsados”, lugar de paso para todo el mundo, con mi bata, mi camilla, y mi medicación por vía para “bajar la fiebre” los minutos, digo horas, seguían pasando... Más tarde, la fiebre ya me había bajado después de tanto tiempo, me habían retirado la medicación, solo esperaba los resultados una analítica. Finalmente pregunté “mire, estoy aquí hace un par de horas esperando el resultado de una analítica. Doy el pecho a un bebé, podría irme y volver a buscar el resultado en un rato…” La respuesta fue “NO”. Insistí al rato otra vez “Llevo dos horas esperando un resultado… Puedo volver en poco rato… Es para ir a dar el pecho a un bebé”

Al final acabaron por explicarme bien al detalle cuáles eran las normas del hospital. La cosa funcionaba de la siguiente manera: yo podía irme si firmaba un papel, pero con tal acción renunciaba a la visita actual del servicio de urgencias, es decir, dejaría de constar en mi historial y por tanto no tenía derecho a ningún resultado de analítica ni nada, simplemente podía irme como si nunca hubiera estado allí. Vaya, así están las cosas, así de mal. Curiosamente accedí porque simple y llanamente yo sentía que tenía que volver a casa. Se había agotado mi tiempo y el sentido común de esos médicos también, si es que algún día gozaron de él.

Justo me estaban retirando la vía para “darme a la fuga como un criminal” cuando salió la doctora con los resultados en la mano: “No hay nada que nos indique infección general, ningún nivel anormal… puedes irte a casa.” Sí, ella sabía que ya me iba igualmente. “Gracias por todo” contesté. Y a casa me fui, con las prisas, la inquietud por Xavier y el sentimiento de frustración de que una vez más no me lo habían puesto nada fácil.

Sabéis qué pasó? Cuando llegué a casa a Xavier le acababan de dar un biberón, y me explicaron lo bien que se lo había tomado. Y entonces sentí tranquilidad, y sentí paz, y pensé “Xavi, eres un angelito, mi vida... Sobretodo, perdona si te hice esperar”

Esas fiebres volvieron al mes. Me encontré con más de 39 y no volví al hospital. Reconozco que sentí miedo otra vez, uno no sabe si te puede pasar algo… Me insistieron en casa “tienes que ir de urgencias” y yo respondí “no voy a ir.” Y opté por tomarme la medicación en cama y esperar... Total, no iban a encontrarme nada, me bajarían la fiebre, una analítica que no desvelaría su origen y para casa en el mejor de los casos. Y en el peor... tienes que firmar un papel.

viernes, 27 de junio de 2008

Las gemelas.

Las gemelas pasaron un buen sábado en compañía de Xavier y sus primos. Es bonito descubrir cómo un ambiente con niños se vuelve más alegre y distendido. Ayer las volvimos a ver... Estaban en el parque con su madre y me resultó tan fascinante la conclusión a la que habían llegado las gemelas... La madre me dijo "las niñas me han dicho que Xavi ya no es un bebé". Así lo habían descubierto el sábado. Y me impresionó ... no puedo decir otra cosa... porque justamente llevo semanas pensando lo mismo, que Xavi está haciendo el cambio. A veces pensamos que los niños, porque son peques, no se dan cuenta de las cosas... Incrédulo el que piense que un niño no es sensato. Ya véis, pueden llegar a razonar tanto o más que un adulto. Incluso pienso que tienen el don de detectar ciertos cambios que nosotros no notamos. Se le llama tener un extra de sensibilidad. Ellas han llegado a esa conclusión. Y cuánta razón tienen! Mi niño está dejando de ser un bebé, qué le vamos a hacer!

martes, 17 de junio de 2008

COMPENSA DE VERDAD.

Xavier hace hoy 11 mesecitos... Lo que viene siendo el "cumplemés 11"... Esta es una nueva palabra inventada, que un día pediré incluyan en la RAE. Y es que qué padres no celebran algún cumplemés durante el primer año de vida de su retoño. Todos estamos bien atentos a su evolución, su desarrollo, sus cambios... cuando son babys, se cuentan los días, las semanas, los meses... porque un día ya importa, de golpe hace lo que ayer no hacía, pues nos podemos imaginar cómo cambian las cosas en un mes. Casi diríamos aquello de "es otro niño" jajaja vale, lo llevo a la exageración, pero os aseguro que los cambios son brutales a esta edad. Es algo así como cuando estás embarazada y se cuenta el tiempo por semanas, qué cosa más extraña no? y por qué semanas? pues porque la evolución es grande también en intervalos tan relativamente cortos de tiempo.

Pues sí, Xavier está cada vez más cerca de su añito de vida y yo cada vez estoy más convencida de que no hay nada igual en la vida. Que te cambia sí, pero compensa... y a veces recuerdo las frases que tantas veces nos han dicho cuando uno no tenía hijos de "bueno, te cambia todo, ya lo veréis, pero compensa". Me pregunto por qué no dar más enfasis a la expresión "compensa" y sustituirla por un "COMPENSA DE VERDAD"! Para haberme hecho bien a la idea, alguien debió decirme que compensa tanto que sientes que eres más feliz que nunca. Y eso es que COMPENSA (necesariamente con letras mayúsculas).

Cuando me casé por ejemplo, también escuché frases de tipo "no sabes dónde te metes" pues... vaya si no lo sabía! jajajaa es broma! sí lo sabía... o si creía saberlo... Al final no sería para tanto, al revés, creo que fue bien (no sé si mi marido piensa lo mismo... jajaja es broma tb), yo por lo menos empezaba a ser feliz también de otra manera que no conocía, pero muy feliz. Así que sigo dando los mismos consejos de "no sabes dónde te metes" a quien se casa, a quien se junta, a quien comparte piso, a quien lo q sea… para que la gente luego se sorprenda... Siempre nos gusta dejar las buenas noticias para el final... y si la cosa se complica y al final no sale bien, pues todos tranquilos porque ya se lo advertimos no? jajajaaaa Vaya, cuánta ironía hoy. Ahora en serio, jajaja, lo que deberíamos decir es sencillamente que todo irá muy bien seguro, puesto que con ese sentimiento de “mejorar” damos todos un paso hacia delante en la vida no? :-)

Bueno en el caso de los niños la felicidad puede verse compensada por 1000 o por 10000 o por el infinito... Es cierto que las preocupaciones en nuestra cabeza también pueden multiplicarse por el mismo factor cuando se trata de nuestros hijos, podemos llegar a intensificar el menor problema hasta niveles sorprendentes. Ei! Q yo me he sorprendido alguna vez de mí misma dándole vueltas y vueltas a algo que objetivamente no es tan importante. Pero justamente esa es otra de las consecuencias de querer tanto y tantísimo y tantísimo más a nuestros angelitos. No te preocupas por quien no te importa, y proporcionalmente te preocupas más por quién más te importa… No es eso positivo también? Imaginaros como debe ser con un hijo, que es tu vida, tu sangre, tu motor cada día.

En fin, que son 11 mesecitos ya! 11 meses de cambiarnos la vida… Y sentir que p.e. cuando llegas a casa después de tu jornada laboral, que puede irte bien o mal el día, hay alguien siempre esperándote con la sonrisa muy grande, con los bracitos estirados hacia delante y con esas ganas de demostrarte que eres tan importante. Sí, no hay nada igual en la vida. Y en esos momentos piensas “COMPENSA DE VERDAD”. Con letras mayúsculas.

lunes, 9 de junio de 2008

Alfredo en el jardín

Alfredo tiene 12 meses recién cumplidos. Es el nene de la casa. Está empezando a andar y da pasitos a gran velocidad con ganas desmesuradas. Parece estar siempre ansioso de salir corriendo a aquel lugar preferido, o simplemente al azar un lugar elegido en el momento.

Hoy Alfredo quiere jugar, como cada día, pide fiesta y se la dan, por supuesto, los ratitos que no hay que trabajar. Alfredo, que se encuentra de pie, enganchado a las rodillas de mamá, que está sentada en el sofá, hace grandes esfuerzos por aguantarse. Pero quiere más, casi parece que no vaya a mantenerse y sin embargo, parece que quiere recorrer un largo recorrido. Levanta sus bracitos, arriesgándose a perder el equilibrio, para mostrar a mamá que quiere andar, y que ella le acompañe, claro. Allá va, ya le han dado el equilibrio, puede volar! se avalanza, corre, parece que vuela, sí que vuela! tiene la sensación de ir mas deprisa todavía si sus pasos los marca con un golpe de talón. Y apresurado pero sin prisas, como cualquier niño que aprende a caminar, ya se ha perdido en el jardín.

Entonces, mamá que le acompaña en todo momento, se sorprende cuando con gesto imponente Alfredo dobla sus rodillas y deja caer su peso muerto sobre la hierba. No se ha cansado, nunca se cansa. Ha encontrado con qué jugar. Entonces se dispone a disfrutar de la tierra y de la hierba, de las piedras y de las hojas que encuentra donde se ha sentado a golpe de elección. Esta vez sí ha podido decidir.

Entonces apenas 3 minutos, casi no ha jugado, no le ha dado tiempo a nada más que arrancar unas ramitas de césped que ahora intentaba pinzar de entre sus manos, y ya se tiene que ir. Vayaaa, lo cojerá mamá en brazos frente a algunas miradas ajenas. Alfredo gruñe, patalea y va a llorar. Entonces se observan diversas actitudes. Hay quien rie y le hace gracia el cambio de humor brusco de Alfredo. Hay quien no presta atención a la situación, restando al ser humano de sensibilidad ante la protesta de un niño. Hay quien con un gesto apresura a la madre a calmar pronto a Alfredo y así evitar comentarios. Y la madre, que mira a Alfredo con la expresión de quien no tiene elección.

Alfredo finalmente cede, no llora, se deja meter en el coche sin rechistar... Y la madre se hace una pregunta: "A quien le gusta le sacaran así de una discoteca?"... Y Alfredo mira desde la ventana las caras ajenas que ahora le despiden tan amablemente con comentarios de "ves? qué pronto se calla. Qué bueno es Alfredo". Otro día quizás tenga más tiempo para jugar en el jardín.

miércoles, 4 de junio de 2008

Mi experiencia lactante: fiebres (Parte I).

Pues os va a parecer mentira... no me váis a creer... pero aún tuve más problemas durante los primeros meses de mi maternidad. Este problema apareció más adelante, me atrevería a decir que Xavier ya tendría tres mesecitos o más... Tuve varias recaidas con fiebres altas de origen "desconocido". Una vez más viví una desagradable experiencia en las urgencias del mismo hospital de siempre... Sí, lo llamaré el hospital de la hostilidad, porque no sé qué otro nombre podría darle... "Y que siempre sea la misma!" Debía pensar el personal cuando me veían entrar por la puerta... jajaa Ahora hago la broma, pero una vez más y ya lo veréis la situación se saldría de contexto. El hecho que se les presentaba siempre como un problema era el mismo: madre que da el pecho... entonces parece que por causas aún tb "desconocidas" tan desconocidas como el origen de mis fiebres, el personal se volvía hostil en el hospital de la hostilidad. Lo estoy exagerando, está claro, se volvían hostiles en cuanto les decías "mire tengo un bebé de meses, le doy el pecho..." y hacías referencia a que no debía estar ausente durante muchas horas seguidas. ¿Tan difícil sería entenderme aunque fuera un poco?. No se moriría de hambre si mamá no vuelve, está claro, pero Xavier hasta el momento no sabía comer nada más y supongo que es comprensible y normal que eso me inquietara aunque fuera un poco.


Os explico cómo fue todo desde el principio la historia porque hay mucho que contar. Estoy en casa tan tranquila, con mi bebé, todavía de baja maternal, fui al lavabo, ya sabéis, a aguantar las próximas 4 horas muy molestas debido a mi fisura... pero esta vez además empiezo a marearme un poco, no me encuentro bien, me tomo la temperatura, estoy a 37... enseguida a 37.5, me empiezan a dar temblores, uff que raro todo esto, pronto a 38... y en cuestión de 30 mins ya estoy a 39.5 (no exagero, en serio en solo 30 mins)... Mientras esperaba que alguien viniera a casa para llevarme al hospital debido a que me veía incapaz de coger mi coche en ese estado, me quedé tumbada en el sofá. Allí me encontraba temblando literalmente, acababa de levantarme para tomarme una pastilla y mis manos hacían grandes esfuerzos para sostener el vaso... Y allí estaba Xavier, cerquita del sofá, cerquita de mí... Tranquilo en su amaquita... Mamá le había dicho, una vez más "mamá no se encuentra bien" frase a la cual ya parecía acostumbrarse... Y a veces me parecía como que hasta intentaba mantenerse más tranquilo de lo habitual... Y empecé a pensar en él, y empecé a hacer como si no pasara nada, y empecé a decirle "Xavi, qué fa el nen?""Xavi, després juguem" desde el sofá entre temblores y entre lágrimas de sentir que una vez más tendría que salir corriendo a urgencias dejando a Xavier sin la mami. Pues bien, sabéis qué sucedió? Xavier sonreia a mis palabras. Claro no era consciente de nada... No era capaz de ver mis ojos rojos, de notar que me temblaba tanto el pulso, de preguntarse qué hacía en el sofá tirada. Me regaló su sonrisa una vez más. Cómo agradecerselo...

(Continuará...)

martes, 3 de junio de 2008

El antes y el después.

Hace ya unos meses diría yo, cuando Xavier aún tenía carita de bebé y no de personita, su inocencia era completa. Ahora igualmente jajaa pero ya empieza a saber mejor qué es lo que quiere en cada momento... y eso es como haber empezado otra nueva etapa.

La diferencia entre el antes y el después radica en muchas cosas. Por ejemplo, antes podía distraerlo mientras trataba de quitarle algún objeto de las manos y ahora es casi imposible hacerlo sin que se dé cuenta. El resultado final será seguramente un quejido o bien una muestra de conformidad, pero sea como sea, es consciente de que tenía algo en la manita y ahora lo tienes tú. Cómo evolucionan! Es increíble! No te das cuenta y ya han cambiado otra vez, ya han aprendido algo nuevo, ya te han hecho reir!

Os pongo un ejemplo del antes y el después, casi la misma escena, con diferente escenario, diferentes objetos, pero los mismos niños y la misma relación. Veréis que las escenas se parecen y veréis en qué se diferencian también. Las diferencias son fruto de la evolución natural y maravillosa de la mente de los niños en cuestión de meses. Son vivencias reales de Xavier.

El "antes" (sobre los 6-7 meses? no estoy segura)

Xavier está con su amiguito x de casi 3 años en el parque, jugando con la tierra. Uno sentado enfrente del otro a apenas medio metro de distancia... El amiguito x tiene un cubo, una pala,un rastrillo y otros varios utensilios para jugar con la arena. Por alguna razón alguien le ha dado a Xavier un objeto al azar y éste ya tiene el "gran" rastrillo amarillo "genial" en sus manos. Y digo "gran" y "genial" porque aunque a nosotros a priori un simple rastrillo nos pueda parecer un objeto poco valioso, para ellos seguramente se trate de ese único e imprescindible rastrillo sin el cual no podrían respirar. Y si no pueden respirar no pueden seguir jugando... Así que vale la pena no perderlo de vista.

Pero Xavier es muy pequeñito todavía y claro, aún no le ha dado tiempo a reflexionar sobre el valor que tiene ese "gran" rastrillo amarillo "genial". Pero el amiguito que es más grande, sí lo ha pensado. Y desde momento en que el rastrillo ha dejado de estar ignorado a centímetros de su pie, lleva vigilándolo sin descanso. Un ratito vale, pero todo el rato es mucho rato... Para los niños, 5 minutos pueden ser media vida... Así que su amiguito x, cansado de vigilar, se estira hacia delante, alarga un brazo y le quita a Xavier el "gran" rastrillo amarillo "genial" de sus manos. Normal, no puede correr el riesgo de despistarse un momento y perder el rastro para siempre.

El amiguito x entonces mira a Xavier bien contento con su azaña y con gran sensación de alivio, y Xavier que observa que le está sonriendo, mira a su amiguito bien contento también y sin sensación de pérdida. Está totalmente entregado a su sonrisa. Poco le importa el rastrillo.


El "después" (10 meses)

Xavier está en casa y viene a verle su amiguito x. Estarán un ratito juntos y podrán jugar, compartir, sonreir, lo que quieran. Sacamos los juguetes y así podrán elegir. Otra vez están uno enfrente del otro... a apenas medio metro de distancia. El amiguito tiene la misma carita de bueno que tenía hace meses, a Xavier le ha cambiando a carita de personita. Ahora la situación se presenta como distinta, pero muy parecida...

El amiguito se muestra confiado en rescatar un “gran” libro “genial” de entre los juguetes ignorados a unos centímetros de su pie. Xavier todavía no ha hecho ni caso de sus juguetes y solo hace que observar fijamente al amiguito como quien observa una acción única de nuestro siglo. De pronto se apresura de forma casi inmediata (no dudó ni un minuto, no esperó ni el tiempo prudencial de tregua que su amigo le ofreció hace unos meses) a quitarle el “gran” libro “genial” de las manos... Xavier no sabe hacerlo de forma ordenada y para ello, se tira hacia delante, deja caer su peso sobre el amiguito x, le estira de la manga, le estira del brazo... jajaa Es chiquitín y no sabe distinguir entre dar una caricia y dar un pellizco. Pero después de poner tanto esfuerzo en su maniobra no consigue el objetivo. Es más su amiguito x, que es más grande que él, hace un simple giro, y Xavier ya ha perdido de vista su "gran" libro "genial".

Entonces, se le ofrece a Xavier otro libro de la misma colección. Y lo coge con sus manitas, parece interesarle. Pero... se conformará? Evidentemente no... Quiere el "gran" libro genial, este nuevo ni es "gran" ni es "genial", ni es único ni imprescindible. Vuelve a maniobrar insistentemente...

Si en este caso cambiásemos ese libro por el rastrillo inicial, seguramente Xavier habría actuado de la misma forma, sin tener todavía percepción distinta sobre un objeto que es suyo y un objeto que es de su amiguito. Así que lo que me pareció valorar es que lo que tiene su amiguito x, sea lo que sea, debe ser valioso, único e imprescindible.

Finalmente el amiguito x, cansado de su posesión, deja olvidado ese libro en un rincón, y entonces Xavier mira el “gran” libro “genial” con indiferencia. Y se centra una vez más en observar en su amiguito como quien observa una acción única de nuestro siglo.




Así evolucionan los niños… Así son, de veras, así de maravillosos, os lo juro, lo he visto con estos ojos.

Frase del día

He aprendido que cuando tu hijo recién nacido tiene tu dedo en su puñito... te tiene enganchado a la vida.

lunes, 2 de junio de 2008

Programadores: Qué debe ser un 'Pchar'?

Mi lógica aplastante es eso, aplastante! A ver, me surge una duda existencial. Una duda de pica-teclas (me gusta llamar así a los que gastamos parte de nuestro tiempo programando con empeño jajaa) Si se demuestra que estoy en lo cierto, tal vez hasta el mismísimo Sr. Borland venga a pedirme sus más sinceras disculpas por haberme liado un poco. A lo que por supuesto contestaría con un contundente “no se preocupe, no pasa nada, por suerte lo detecté pronto”

Pues bien, a ver si alguien puede hacerme creer lo contrario, os lo pondré difícil, pero estoy casi convencida que hay un error de concepto en el lenguaje de programación. Ya veremos si me dáis la razón, necesito vuestros puntos de vista antes de ponerme en contacto con el Sr. Borland, no vaya a contarle una tontería y nuestra conversación acabe con un contundente ”quien lo siente soy yo, lamento haberle hecho perder su preciado tiempo” por mi parte.

Mis dudas se plantean a continuación:

He encontrado un tipo de datos que se hace llamar “Pchar”. Puedes definir cualquier variable indicando que es de este tipo, y además, asociarle el valor que desees. A continuación pongo un ejemplo:

Procedure miDemostracionAbsurda();
Var
VariableMia: Pchar;
Begin
VariableMia := ‘Póngase en contacto con el Sr. Borland’
End;


Pero entiendo que la palabra “Pchar” denota más bien algo así como “el char de P”. Y el char de P, por tanto, se traduciría a eso, al carácter ‘P’. De forma que podría pensar instintivamente que pchar es igual a ‘P’, y por tanto estaríamos intuyendo que se trata de una constante más que de un tipo para una posible variable.

Mi propuesta se basaría por tanto en pedir al Sr. Borland que se refiriera a un pchar como una constante con valor ‘P’, puesto que si no puede darnos lugar a malentendidos… Lo que se dice establecer la premisa de que Pchar = ‘P’. Entonces, se podría traducir mi ejemplo anterior en lo siguiente:

VariableMia := Pchar + ‘óngase en contacto con el Sr. Borland’

En fin, que a esa conclusión he llegado. No sé si mi lógica razonable se perdió por el camino con los años, pero así (de mal…) están las cosas en mi cabeza. Jajajaaaaa

Ahí queda eso! ;-)