jueves, 27 de mayo de 2010

No es acostumbrarse.

Lo escribí hace unos días y aquí os lo plasmo. Es lo que se me pasa por la cabeza a veces, no es nada importante... Es la vida, como me viene, cada cosa tal y como la siento, como la pienso y como la escribo.

Hoy me lo vuelvo a notar… No sé, tal vez la calma en el ambiente… Sin saberlo, llevo demasiado tiempo sin hablar demasiado. La soledad a veces no se presenta de forma clara y directa, en un momento que puedas llegar a ser totalmente consciente de tu extraña situación. No, no es así como se me acusa la espera. Es tan solo un cambio de humor, una pequeña sensación de olvido o de recuerdo qué se yo… Quizás llegue a pensar que hasta me estoy acostumbrando a veces… Pero ni yo misma me lo acabo de creer. Que no haya tenido ni tiempo de pensarlo, no es acostumbrarse. No es acostumbrarse llevarlo bien a veces. Tampoco “llevarlo” asecas. No sé, acostumbrarse sería como rendirse, conformarse, dejar de pensar en cuándo será el día que otra vez se unan los continentes con el rastro de quien busca su lugar. Y aquí estamos como el primer día, o como unos cuántos días más a las espaldas. Poco importa mi reloj, que yo ya he perdido la cuenta. Pero ahora vuelves otra vez y… sabrás que llegas porque aquí siempre huele a piel fresquita y tierna.