jueves, 18 de marzo de 2010

Inteligentemente natural como un niño.

La naturaleza es maravillosa. Si no te interpones, si dejas que siga su curso, al final todo es eso, tan natural.

Hay tantas cosas que quisiera explicar. Que Xavier también es maravilloso. Lo es, con su luz especial y única, con su inteligencia, su forma de adaptarse a lo más esencial. A veces me crezco como persona, si alguna vez he dudado si lo estaba haciendo bien como madre, luchando contra presiones sociales, tratando de demostrar que otros puntos de vista son posibles… y al final el tiempo me da la razón en muchas cosas… y las dudas se aclaran y todo sigue su ciclo… como en la naturaleza.

Hoy he descubierto que Xavier ha dejado de chuparse el dedo. Hago memoria retroactiva y creo recordar el momento en pudo hacer el cambio. Jamás se lo quité de la boca, no le dije que estaba mal, ni que era “socialmente” incorrecto, para dormirse para aburrirse, para lo que sea que se lo ponía. Un día, le surgió una herida. Entonces sí intervine, tratando que fuera lo mínimo posible. Le expliqué que tenía una herida y que si se lo chupaba ahora tal vez le dolería. Poco más, sin más motivo que aquél, hoy por sorpresa la memoria me ha devuelto aquel recuerdo. Es cierto, ya no se lo chupa, en qué momento exacto dejó de hacerlo? Por qué no me he dado ni cuenta? La respuesta está en mi cabeza, lo natural es tan perfecto, que los detalles pasan desapercibidos. Ciertamente, cuánta poca importancia debía tener para nosotros aquella manía.

Hace una semana que no lleva pañal, bueno sí lo lleva, pero solo por las noches. En septiembre empezó la guardería e hice como tantos padres que aturdidos por la novedad y las “nuevas” reglas, lo intentan a los recién cumplidos dos años, e incluso hay quien antes. Enseguida me rendí, seguramente en el momento en que empezó a quejarse por tantas visitas a un árbol del camping. No está preparado, no me costó nada entenderlo. Estamos como sintonizados y su sintonía me cantaba eso “no estoy preparado mamá”.
En diciembre llegaron las presiones. Otros niños más pequeños ya iban sin pañal a su clase. Vaya, y cómo lo han llevado esos padres, esos niños? Me preguntaba yo como madre. Dije que no, que no era el momento. Su sintonía me decía todavía “no estoy preparado mamá”. Hablé con la profesora, conseguí una prórroga. Con mi discursito de “sí, ya lo sé, pero mira… pienso que no está preparado” jugué a la partida de que como madre era yo quien tenía la última palabra. Qué curioso no? Me preguntaba para mis adentros, que estén tan poco acostumbrados a eso, a que los padres decidan. A veces resulta hasta gracioso, lo siento. Pero en el fondo qué pena no?

En febrero me lo volvieron a proponer y curiosamente coincidió con un momento en que yo me lo empezaba a plantear. Dije que sí y así fue, dije incluso “si creo que tiene que haber vuelta atrás lo haré” Pero Xavier había cambiado la sintonía y yo ya no escuchaba ya el susurro inaudible de “no estoy preparado mamá”. Estaba convencida de que podía ir bien. Y así está siendo todo otra vez, tan ligero como la naturaleza…

Las comidas nunca fueron su fuerte tampoco. Come poco desde que era bebé. Creo que hay algo innato en esos niños poco comilones que ya desde que chupan teta se les intuye su condición. Y así fue. Pude haberme obsesionado, pensar también que no era “socialmente” correcto, incluso a día de hoy cuando no para quieto en una mesa si comemos fuera de casa. Pero lo dejo pasar, si no quiere comer si no quiere cenar. Habrán cosas más importantes en esta vida!!!! Y curiosamente come de todo, unas cosas más y otras menos, lo normal. Come poco, bueno he aprendido a que poco no, simplemente lo que necesita… pero feliz. Así que felices todos, por qué no? Cuántos chantajes y pataletas me habré ahorrado! Y todo se disuelve, otra vez mis dudas… como cuando la naturaleza que sigue su curso… silenciosa y agradecida.

Tal vez me equivoque en algunas cosas… si de algo estoy convencida es que yo no… que yo no soy como la naturaleza, tan perfecta y absoluta. Pero Xavier es como el viento, tan libre que acaricia. Y es racional, curioso! Pero de saber comprender y escuchar también entiende. Y su esencia parece que se transmite, que se hace notar. Tan inteligentemente natural como un niño. Tan sencillo… tan políticamente incorrecto a veces… según el punto de vista.

Caigo una vez y otra en la misma reflexión: Estamos socialmente bien preparados??? Me refiero por ejemplo… para convivir con niños felices? Y voy más lejos: realmente es lo que queremos? Pues empecemos por olvidar las metodologías educativas que hablan de buenos y optimistas resultados a temprana edad. Que más da! Si lo natural es que todo, tarde o temprano… ya lo aprenderán. Confía y deja que fluya, el ciclo vital en su persona… el juego, la motivación y al final, su futura autoestima. Y que sea su ciclo personal quien decida. Como la naturaleza, tan original en sí misma.

sábado, 6 de marzo de 2010

Madre soltera.


Ha sido una semana dura. Hacía tiempo no me sentía así. Frustraciones, malestares, y sacando fuerza de dónde sea que la encuentro… Un día adelante, otro día hacia atrás…Xavier ha estado malito también. Días antes que yo. Xavier con conjuntivitis, dolor de oído, mocos y otros males comunes causados por algún virus.

Xavier que no duerme, mamá que tampoco. Mamá con escalofríos y décimas, mamá con fiebre. Xavier que pregunta si “mamá tiene sueño?” Mamá que dice que sí. Xavier que se acuesta, Xavier que pide mama, mamá que tampoco puede dormir. Mamá que se levanta empapada en sudor y se cambia de pijama. Mamá que con su tos no dejará dormir ni a los vecinos. Mamá que se va al médico y Xavier que le pregunta “y yo?” Mamá que pide fórmulas mágicas (les llama “drogas” con ironía) para sobrellevar el día. Mamá con su ibuprofeno a todos sitios. Mamá y su temperatura corporal se van a trabajar. A mamá que no le arranca el coche, que llegará tarde otra vez. Mamá que (para colmo) no puede abrir la cerradura de casa. Xavier que la espera, luego le pide “jugar a la pelota?” Mamá que dice que sí. Mamá que hace dibujos con Xavier. Xavier que hace dibujos a mamá. Mamá y Xavier otra vez se van a la cama, a dormir poco. Mamá que tiene que aguantar otra noche y otro día. Mamá que piensa que le quedan tres y se derrumba a veces. Mamá que quiere expulsar el virus en una tarde de reposo. Mamá que no puede, que no le parece buena idea dejar a Xavier aunque sea una tarde sin mamá. Mamá que aguanta, Xavier que tiene paciencia. Mamá que está acompañada pero se siente sola. Xavier que no sale de casa. Mamá que no tiene ganas de salir. Mamá y todo en casa por medio. Mamá que hoy tampoco compra. Mamá que lo deja todo para mañana. Xavier que se parece a mamá y tampoco duerme. Otra noche, otro día, mamá y Xavier, Xavier y mamá.

Así se han sucedido los días. Muchas veces lo pienso, cómo se las deben apañar. Con mi ironía digo por ahí que también soy madre soltera, y me solidarizo con ellas cada día que pasa. Les preguntaría cómo hacen p.e. para volcar ellas solas esas gotas de colirio en los preciosos ojos de sus niños sin fallar mientras ellos se resisten. Tengo un trabajo, una casa, un coche… Y a veces también muy poca autonomía… Me pregunto si también esas madres se ponen malas o se encuentran mal una semana… Si se lo pueden permitir...

Y la experiencia me hace ser consciente de mis limitaciones. Aflora la culpabilidad de quien no puede entregar su 100% un día más. Pero del dolor, la fiebre, el cansancio, la falta de sueño… también se saca la fuerza. Tal vez mañana, por fin, sea un día normal