jueves, 13 de noviembre de 2008

El niño perfecto II: con su actividad innata devora la vida con ganas y sin límites.

Con su actividad constante te ayudan a olvidarte de lo demás, centrarte en el juego, en la niñez, remontar tiempos pasados. A veces nos parece que son "demasiado activos" y pienso en aquello de que si no lo fueran mal asunto. Nacen con la vitalidad de querer hacerlo todo, de tener la curiosidad extrema por las cosas, adquiriendo miles de conceptos en tan poco tiempo (faceta envidiable desde mi visión de adulto en que el aprendizaje cuesta mucho más). Aprender a gatear, caminar, entender, expresarse con y sin palabras, leer... en cuestión de pocos años! Y acaso no es bueno que desarrollen bien esas propiedades físicas y psicológicas? que aprovechen esas ventajas de aprendizaje que la naturaleza les brinda a temprana edad? Por eso justamente, porque son imparables, enérgicos, con la capacidad de preguntarse, de querer investigar, de vivir tal y como se vive solo una vez... como cuando tú eras un niño.

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