jueves, 19 de noviembre de 2009

Un voluntario.

El otro día no tuve tiempo. Aquí os pongo un fragmento del libro "El caballo de Miguel".

'En una ocasión, un voluntario joven, que todavía no tenía mucha experiencia, habiendo bajado emocionado de una habitación, me dijo que había hecho un gran descubrimiento, me dijo que había descubierto que el sufrimiento es muy sencillo. Le pedí que me explicara qué significaba esta afirmación y qué le había llevado a descubrirla. Me confesó que en los primeros días de su voluntariado se había marchado del hospital algo defraudado y con el interrogante de si realmente merecía la pena lo que estaba haciendo. Al tomar la decisión de hacerse voluntario y pensar en todo el sufrimiento que se encierra tras las paredes del hospital, siempre había pensado en personas tristes, en tragedias y dramas, y el hecho d eencontrarse con niños jugando, con madres sonrientes, con profesionales alegres, le llevó a pensar que ahí no había sufrimiento. En ese día, en la habitación de un niño que jugaba alegremente con él, una madre sonriente le explicó cuál era su situación en realidad, y le dijo lo que significaba para ellos nuestra presencia, pues no había nada que pudiese darle mayor consuelo y fortaleza que descubrir que le importaba a alguien lo que les estaba pasando.

Este voluntario había llegado al conocimiento más importante: casi siempre el sufrimiento está dentro de nosotros, de forma invisible e imperceptible a quien se nos acerca de forma superficial. Es cierto que hay momentos dramáticos en los que no podemos contener la expresión, a veces explosiva, de nuestros miedos y angustias. Pero estos son momentos puntuales, y no siempre tienen una continuidad de verdadero sufrimiento en el tiempo. El verdadero sufrimiento es sencillo, sutil, interior, y va a cambiar por completo nuestra forma de relacionarnos y de experimentar la vida en todas sus facetas.'

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