jueves, 16 de abril de 2009

Fracasos.

Teniendo que ver algo con el post anterior, me he puesto a reflexionar más profundamente. Y es que hay muchas cosas que observo, que veo en la gente, y detesto. E incluso a veces me he sorprendido de mí misma cometiendo alguna de estas fatalidades y me he sentido frustrada.

Creo que son errores la mayoría fáciles de identificar pero difíciles de corregir cuando se han instaurado como hábitos. Los evito, porque se me presentan como “fracasos”… Y aún así conscientemente, algunos los hemos utilizado justamente cuando las demás “artimañas” para conseguir un fin han fracasado.

Me estoy refiriendo a las múltiples “estrategias” que se utilizan (o se han utilizado alguna vez) para convencer a un niño de hacer algo a lo que inicialmente se opone, o simplemente evitar que haga algo que no queremos.

Considero que el problema es aún más profundo cuando el “indeseado” método es constante, por ejemplo, lo reitera un educador y no es una situación puntual y aislada.

Voy a listaros algunos ejemplos sobre los que estoy especialmente sensibilizada, aunque la lista podría ser interminable:

- Distraerlos y volverlos como un pato mareado. Quieres cambiarle el pañal y no se deja. Pues al lío! Se empiezan a sacar objetos y objetos para distraer su atención mientras no se para de concatenar frases, a veces incluso con varios interlocutores a la vez, en tono alto y animado, mientras el niño se queja, se queja pero nadie parece estar escuchándole. No crees que le estás haciendo sentirse incomprendido?

- Decirles mentiras. Hay dos tipos de mentiras:

Las positivas en plan “venga vámonos del parque que ahora en casa nos está esperando una nave espacial para viajar a Marte” (montándote una película totalmente de ciencia ficción) o “vámonos que iremos a visitar a tu amiga Pepita”... O la típica de "no llores que el pinchacito no lo vas a notar"... Si desesperados utilizamos este tipo de estrategias, al menos sería deseable que se cumpla con lo convenido no? Muchas veces ni eso!

Las negativas: “vámonos del parque antes que venga el perro que muerde a los niños”. Aunque lo escenifiqué con ironía, hay frases menos afortunadas y más reales como “no toques el perro que muerde” (ya le estás creando una fobia a todos los perros y posiblemente los animales en general) o “si se lo quitas el niño te va a pegar” (le estás diciendo que posiblemente todos los niños sean agresivos y desconsiderados), etc… y así un sinfín de mensajes directos a su sensibilidad que les hacen desarrollar miedos irracionales e infundados.

- Juzgar su carácter por cómo hacen las cosas en un momento concreto: “Hoy por fin has comido solito. Eres un niño muy bueno” o al revés “Qué malo eres, has roto el juguete de tu hermano” Mejor si evitamos generalizar acerca de su carácter y tratar el suceso específico sin juzgarle. “Hoy por fin has comido solito y papá está muy contento”

- No dejarles expresar sus emociones. Por ejemplo, ¿por qué siempre les pedimos que no lloren? ¿por qué no nos mostramos algo más solidarios en esos momentos? Podríamos p.e. aclararles que odiar a veces a un hermanito es un sentimiento normal. En estos casos la empatía es el mejor consuelo.

- Utilizar los premios para agradecer una buena acción o coaccionar con premios para que se produzca. Esta estrategia también se utilizar en dos sentidos positivo y negativo: p.e. “si te portas bien te voy a comprar un camión” “pórtate bien o no iremos al cine esta tarde”. En cierta forma opino que se le está chantajeando y por tanto, creando una idea indeseada de que las personas sólo nos portamos bien cuando esperamos algo a cambio.

- Castigos, y otros tipos de presiones: De estas ni hablamos no?

Y muchos más….

Creo que en general son errores que se cometen de forma demasiado habitual como para dejarlos pasar desapercibidos. A veces están demasiado “enmascarados” y requieren de una reflexión más profunda. Otras veces, son tan “exagerados” que solo hace falta cierto grado de sentido común para detectarlos y saber corregirlos.

En fin… Que vale la pena reflexionar un poco sobre qué valores queremos inculcar a nuestros hijos y qué ejemplo les estamos dando cuando un conflicto de intenciones se produce y actuamos de una forma u otra. La más realista, la menos agresiva, la más cariñosa, la más respetuosa… No sé… Tal vez no sea tan complicado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta leer estos posts! Aqune sean demasiado complicados/profundos/frikies a veces! jajajajaj es bromaaaaaaaa! pero todas esas cosas se piensan? jajajajaj supongo qeu siiiiiiiiiii. jooo la proxiam vez qeu mienta me acordaré de tu posttt!
y por que me gustan? porqeu significan qeu EL NENE POR FINNNNNNNN ESTA BIEEEEEEEENNNN! qeu ilu! seguiremos leyendo posts de estos que ahcen pensar tantooooooo .

Karina dijo...

HOla, te comienzo a leer y estoy totalmente de acuerdo contigo, pero es dificil de llevar a cabo, sobre todo por el bagaje cultural que ya tenemos encima
yo con mis hijos, bueno por ahora sólo con Laia, que es la que ya negocia ella solita es con la que me encuentro con este tipo de situaciones y miro de evitarlas, pero es difícil...

me ha gustado tu post.
Saludos,

La Mami de Xavier dijo...

Gracias Karina por leerme y comentarme tu opinión! Sí, a veces es difícil evitar estas situaciones pero el primer caso ya está dado, y es el darnos cuenta, que no es poco, verdad? Espero seguir viéndote por aquí! ;-)