Ayer fui a la farmacia y allí me encontré con una chica que conozco de vista de las reuniones pro lactancia a las que acudía cuando Xavi nació. Recuerdo perfectamente el día que ella llegó con su marido y una bebé entre los brazos a nuestra quedada semanal. No recuerdo bien si el bebé era de bajo peso, pero para mí que Xavi ya tenía algunas semanas, me parecía un ser tan vulnerable y pequeñito. Era una niña, y la chica tenía problemas para darle de mamar puesto que no se le enganchaba bien al pecho. Recuerdo que el caso me sorprendió plenamente y me quedé toda la sesión mirando cómo las chicas de la asociación trataban de ayudarla en su situación desesperada. No estoy exagerando, yo que sé lo que es la lactancia materna, no recuerdo peor frustración que la de no conseguirla de forma exclusiva sabiendo los beneficios que eso aporta a los dos, a la madre y el bebé. En plena subida de leche aquella niña no se enganchaba al pecho y lloraba y lo rechazaba y qué sé yo... Se me partía el corazón y, mientras había considerado mi situación de complicada, pensaba en aquello de "Qué suerte que Xavi se enganche bien... no me puedo quejar".
Pues sí, debió ser difícil para los tres, la madre, el marido que se esforzaba en ayudarles a buscar la postura más idónea para el bebé y la madre, y la niña que parecía enfadada y dispuesta a no comer. Yo no había tenido una subida fuerte de leche (no sé si es habitual pero así me pasó, si la tuve ni me enteré) y a aquella chica se le derramaba abundantemente. Pensé en eso de qué cosas no? es como si la naturaleza fuera sabia y le estuviera poniendo las cosas todo lo fácilmente posible a aquella pequeña que se resistía a tomar su mejor alimento. Todo eso me dejó preocupada, de alguna forma me solidarizaba con ella, pero no sabía cómo ayudar.
Pues bien, a esa chica la vi ayer. Con su pequeña que ya no era tan pequeña, sino como Xavi ya ves... La madre no me reconoció, normal, bastante cosas tenía aquel día en la cabeza como para quedarse con las caras de la gente. Aunque creo que nos vimos alguna vez más por allí. Pero sabéis? Tuve esa sensación de ver a la nena tan preciosa y pensar "qué guapa estás, todo es poco y vale la pena!!!" No sé, me alegré qué le vamos a hacer! Y es que al final te queda el sabor dulce de ver un buen ejemplo de empeño para conseguir la lactancia materna, tan satisfactoria y práctica cuando se ha encaminado.
Nooo, no compraron leche artificial en la farmacia! jajajaaa pero os lo voy a decir... la madre compraba un predictor! jajaja q cosas! Debe ser que esto de la maternidad no es tan malooo! Y siempre nos queda la cosilla esa de querer repetir! No digáis que no os conmueve, aunque sea solo un poquito! :-) No sé, a mí sí...
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