Hoy he leído el artículo que da título a este post. Está escrito por Laura Gutman y concluye de la siguiente manera:
"...En definitiva, no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido."
Así es. En esos momentos en que puse un grito en el cielo mientras susurraba una canción... sin tener voz, ni saber qué hacer... aprendí lo que signicaba ser madre por encima de todo lo demás. Y miro atrás, y recuerdo esas noches, nuestras noches... y me siento tan orgullosa de ser lo que soy. Tan orgullosa de Xavier.
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