Ana hoy se ha levantado y sospecha que no tendrá un buen día. Se siente cansada las últimas semanas y hoy para colmo le ha venido la regla. Ha decidido ir a comprar con su hijo al super pues la nevera está vacía, "tan vacía como yo" se dice Ana.
Ana ha puesto las noticias esta mañana mientras plegaba la ropa de una lavadora. Llevan con la misma noticia casi toda la semana y Ana la sufre como si fuera el primer día. Ana coge en brazos a Fran, su hijo, le da un beso en la mejilla (conmovida todavía por la notícia) y se lo lleva a comprar pescado y pan.
Encuentra un poco de lenguado fresco del día a precio excepcional, coje sus tres barras de pan para congelar y se dirige a la caja. Otra vez le oprimen los ovarios en un estrujón, cuando llegue a casa Ana se tomará una pastilla.
Fran hoy se queja, situado con Ana en la cola de la derecha, tiene ganas de dejar ese escenario para disfrutar de un césped con pelota. Ana está distraida tratando de dar paciencia a Fran, le habla con tono poco reconocido en ella, tono de impaciencia. Entonces un hombre mayor, echándole morro, se ha colocado justo delante en su cola, con una bolsa en la mano y cara de inocencia.
Ana ahora se ha dado cuenta y está apunto de ser compasiva como tantas otras veces. Pero hoy tiene un mal día y siente que nadie, en cambio, se compadecerá de ella. Así que toca el hombro del hombre y le dice con tono tímido y costándole hablar puesto que no está acostumbrada a quejarse "usted no estaba akí hace un momento" El hombre le enseña que solo lleva una bolsa. Ana mira su propio cesto con una bolsa de pescado y tres barras de pan. Qué debe hacer en tal circunstancia? se pregunta.
Fran se queja otra vez y entonces Ana no duda "yo también llevo solo esto, le agradecería se fuera al final de la cola" a lo que el hombre contesta derrotado pero con indiferencia "no pasa nada, yo les dejo pasar". Ana pasa delante, en su orden inicial. Y le invade otro estrujón. Sin embargo queda en ella una sensación de alivio y se repite "luego hablan de la juventud" Y ahora con paciencia y cara satisfecha le explica a Fran que ya queda menos para el césped con pelota.
Ana hoy no se ha dejado pisar y se sorprende de lo mucho que la vida enseña.
lunes, 25 de agosto de 2008
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