martes, 15 de diciembre de 2009

Siempre vamos de la mano, mi niño, no lo olvides

Tengo un consejo práctico y muy útil que daros... Diálogo con vuestros hijos.

Xavi tiene casi 2 años y medio. Creo que desde pequeñito le hablo mucho, le escucho... Diría incluso que estamos bastante "sintonizados". No solo me refiero con "diálogo" al lenguaje verbal, también refiero a todos aquellos procedimientos posibles de comunicación, como el lenguaje corporal y la atención en general.

Todavía no se desenvuelve perfectamente con el lenguaje, aunque últimamente ha hecho unos progresos indescriptibles, de manera que casi diría que es capaz de explicarte con detalle cosas que ni te imaginas. Solo hace falta un poquito de tiempo y ganas de querer entenderle (porque a veces hay palabras que cuestan jajajaa), para que se piense su respuesta y te construya una frase más o menos elaborada. A veces no entiendo una palabra y me la repite sin cesar. Qué paciencia tienen con nosotros, en serio!

Pues ayer le pregunté qué tal había ido el patio en el "cole" (en este caso guardería). Y me dijo algo así como que no había salido al patio, que los otros nenes sí, pero a él le había dado sueño, y se había puesto triste. Curiosamente sabe distinguir entre "estar contento" y "estar triste" pues es de las últimas cosas que le he ido explicando en casa a través de los libros. Hasta ahora "estar triste" era "tener sueño" tal y como él lo expresaba.

Tal cosa me ha sorprendido... pero no he conseguido que me explicara porqué "tenía sueño" a la hora del patio. Total, que hoy la profesora justamente lo ha comentado. Que ayer y hoy no le apetecía mucho a Xavi salir al patio. Curiosamente llevaba dos semanas sin ir a la guardería, y tal vez el motivo sea la re-adaptación al entorno.

En parte me he sentido bien, de saber que me informan rigurosamente de todo. Nos han dicho que se relaciona bien con los otros niños, que es sociable en la escuela... Prueba de ello es que le gusta ir al cole, se queda muy contento y cuando van los abuelos a buscarlo a veces hasta se quiere quedar un ratito más. Le he preguntado también por sus compañeros y parece tener una visión positiva sobre ellos. Yo más bien sospecho que tal vez se sienta más seguro en un ambiente más limitado como la clase, que en un patio tan espacioso, a cielo descubierto y menos "controlado".

Cuando aún estaban haciendo adaptación, durante las primeras semanas, nos explicaban las profesoras (que curiosamente son todas mujeres) que querían hacer una visita (o casi diría yo excursión jajaaa) con los niños a la clase contígua. Curiosamente, salir de clase para atravesar un pasillo de apenas dos metros, a nuestros niños les producía angustia, inseguridad y a veces pánico, de forma que hasta pasadas muchas semanas, era algo impensable. La conclusión sería que dos metros en el pensamiento de un niño se convierte en un abismo.

Me resultó bastante curioso el ejemplo y no sé, creo que este tipo de apreciaciones dan mucho que pensar.Tenemos que saber que para los niños cualquier pequeño acontecimiento puede convertirse en un reto, un miedo. Tratar de que expresen ese malestar, esos temores, para tratar de erradicarlos o ayudarles a superar esos "grandes" obstáculos, es entre tantas cosas, también nuestra misión.

Porque a veces es importante hacer el ejercicio mental de tratar de ponerse en la piel de un niño e imaginar (intentar imaginar) cuál es su visión subjetiva sobre el mundo que le rodea en general. No sé... pensemos, simplemente pensemos, indaguemos, busquemos dentro de sus almas de niño cuáles son sus interrogantes, diferentes para cada niño. Es el primer paso para encontrar las respuestas adecuadas, la motivación y seguridad que ellos necesitan. Y si ciertamente no están preparados para afrontar un tema, se puede dar marcha atrás, por qué no? (por ejemplo y aunque no lo digan las malas lenguas, a un niño se le puede volver a poner el pañal)

Ellos lo están deseando, que les ayudes. Y yo, que no sé nada de niños, de algo estoy convencida: Ellos sufren mucho más de lo que te imaginas. Y ciertamente, en algunas situaciones, no puedo (ni quiero) imaginar cuánto.

En lo que a Xavier se refiere, no sé si encontraré respuestas inmediatas al dilema “patio”. Lo importante es que de momento he localizado un nuevo “tengo sueño, mamá”. Por qué he puesto este título al post? porque es lo primero que me sale de dentro. Lo demás, en ello estamos.

Y para acabar...

A modo de anécdota os contaré que un día un familiar se encontró con que su hijo (de unos 3-4 años) cada tarde decía que estaba triste, aunque no lo parecía. Preguntó a los profesores y le comentaron que justamente estaban enseñándoles los sentimientos en clase. De forma que en este caso, el niño parecía no sentirse como decía, más bien se trataba de una "vaga" imitación de lo que hacían en la escuela. En cuanto cambiaron de "asignatura", al niño se le pasó la "tristeza" :P

Sólo es una anécdota, recordad que los niños NUNCA mienten. Y que cualquier comentario hay que tomarlo SIEMPRE totalmente en serio.

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