martes, 9 de diciembre de 2008
Sin pensar demasiado...
Maria se ha levantado con ganas de no pensar demasiado. Habría agarrado con fuerza a Carlos antes de cerrar la puerta de casa, pero lo ha visto salir y se ha preguntado "por cuántos y largos días no volverás esta vez"... No conoce el número exacto. No quiere pensar en que ayer pensó demasiado. No quiere imaginar cuánto le ha costado a Carlos cruzar la puerta porque no quiere imaginar cuánto le está costando a ella misma también. La primera vez pudo ser más difícil y ahora, tan acostumbrada y sin acostumbrarse, no es capaz de expresar nada al oir el golpe seco de una puerta que se cierra. Maria sabe que todo irá bien. Pero su hijo Daniel se ha levantado y ha mirado alrededor, como buscando algo... entonces Maria ha sentido un pequeño vacío. Hoy llueve y ha pensado que quizás la oscuridad de la mañana y el cielo encapotado no ayuden demasiado. Pero Maria, de alguna forma, se siente fuerte y optimista. No le cuesta reconocer que tiene y tendrá momentos bajos. Cuando tiene ganas piensa en ello, lo asume, lo proyecta, y eso le ayuda a superarlos. Piensa que si hay que adaptarse es lo que hay, la puerta está cerrada y aquí dentro ahora estamos los que estamos, no hay más... Maria sigue sin pensar demasiado, se reserva y así está contenta. Si le han preguntado por cómo se sentía esta vez ha contestado que muy bien y no ha mentido. Pero María a veces duda y no lo cuenta. María sabe que hay cosas que el dinero no compra.
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