Leyendo un libro me conmoví y emocioné con unas frases que sólo podían haber surgido del más delicado y sincero pensamiento de una madre. No es solo una posible definición, es aquello que de forma tan subjetiva muchas intentamos transmitir a nuestros hijos. Ojalá encontremos las maneras, las formas de decir tantas cosas sin hablar, sin escribir. Entonces querría decir que ciertamente estaríamos llenando el mundo de niños felices... En eso estamos verdad?
Ahí va ese trocito de libro:
… Mi experiencia como madre ha sido enriquecedora, he recibido y aprendido tanto de mis hijos que si por ociosa curiosidad me pusiera a hacer una lista de todo lo que les he dado y todo lo que ellos me han dado, seguramente les saldría debiendo. Ser madre, con todo lo que esto implica día a día, ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida. Lo he hecho de la mejor manera que he podido, a veces muy cansada, con todas mis limitaciones, mis incapacidades, mis errores, mis dudas; con los dolores y las necesidades insatisfechas que llevo dentro; con mi constante búsqueda de saber más y ser más; con mi luz y mi sombra, con mi alegría, mi intensidad y mi pasión; con mi sabiduría y mi ignorancia, y con muchísimo amor. Los momentos de mi vida en que he sentido que amo de verdad, con el amor más sublime, el perfecto, el incondicional, han sido con mis hijos; gloriosos momentos, breves flashes en los que he tocado mi alma, ahí donde soy perfecta, y me he dicho con una profunda certeza: “Esto debe ser amor verdadero e incondicional”. He crecido mucho a través de mis hijos, sin ellos no sería la persona que soy y me encanta lo que soy.
Tu hijo, tu espejo. Un libro para padres valientes. Martha Alicia Chávez.
No os lo había puesto antes porque había dejado prestado el libro. Pero aquí lo tenéis ;-)
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