Todos estamos mirando hacia Haití. Las noticias no cesan, las imágenes devastadoras, el desastre que la ONU ha calificado de “sin precedentes”.
El viernes pasado estaba viendo un programa en emisión especial para recoger dinero destinado a Haití. Se trataba de enviar un sms y el importe íntegro del mensaje se destinaría a ayuda humanitaria. La idea era buena, entre todos, poco a poco, juntando muchos granitos de arena, se podían reunir grandes cifras. Para ello iban invitando o contactando con famosos, que ofrecían el mismo ejemplo, enviaban un sms y con ello entre todos vamos sumando.
Entonces sucedió algo (entre otras muchas cosas) que me ha llevado a escribir este post. Un hecho que yo tacharía de “anormal” y desconcertante. En medio de todo este caos, preocupación e impotencia, aún tenemos que aguantar que la libertad de expresión llegue a veces demasiado lejos.
Entraba en antena un famoso adinerado que es hijo de quién es. Allí estaba él, en la pantalla de mi comedor, entrando en mi casa. Tal personaje decía que él llevaba años colaborando en misiones humanitarias en África. Dijo que tenía una asociación y que nunca se había colgado medallas por ello, que no necesitaba comentarlo en los medios (curioso! Lo acababa de hacer). Que había mucha gente que ahora se estaba beneficiando de este desastre y que éramos HIPÓCRITAS por realizar esas donaciones. Lo que he dicho antes: Le dejo entrar en mi casa y me viene con eso? Vaya qué buenas noticias nos estaba dando!
Podría haber pensado “vayaaa, y tú qué gran persona eres” pero mira, acababa de recordarnos a medio país un motivo por el cual NO hacer donaciones: otros se enriquecen. “Qué agudo eres! Acabas de tirar por tierra las garantías de algunas instituciones justo en el momento adecuado, cuando todo un país ha empezado a movilizarse contra la tragedia” Sí, una tragedia más! Que suma al resto de tragedias! Ya ves! Cómo no habíamos pensado en eso antes, antes de enviar el último sms!
En mi humilde opinión, más acertado hubiera sido tu inciso si no hubieras restado importancia, ni a unas ni a otras causas! Construir para ir sumando, entre todos, aún puede que sea posible. Repito, desde mi humilde opinión.
Para empezar vamos a respetarnos todos. La educación, qué gran desconocida a veces! Y el optimismo! Ufff, qué es eso? Pues quieres que te diga una cosa? Tal vez esto que estamos haciendo sirva de algo también, no sé. Tal vez, fíjate si soy mala persona, me dé igual si alguien se beneficia o no en estos momentos. Estoy pensando en el agua, la comida, los niños, la supervivencia en su máximo estado de emergencia. Y si en este momento todos nos unimos para luchar contra la injusticia, por qué no? Que sea bienvenida la cooperación!
Solo decir una cosa. Que es cierto que no siempre lo demostramos, que nunca es suficiente, que se necesita mucho más. Pero por qué no reconocer en algún momento vamos a intentar hacerlo un poco bien. Mi sugerencia es SEGUID donando y pedid, cada uno como sepa, que ojalá lleguemos a tiempo para salvar más vidas. Da igual si en Haití, en África o en cualquier otra parte del mundo. A gran y pequeña escala. Una cooperación universal es posible. Y aún estamos a tiempo para todo aquello que estamos a tiempo. Sin duda, ojalá nada de esto hiciera falta.
miércoles, 20 de enero de 2010
martes, 19 de enero de 2010
"Estar de viaje"
Hemos ganado... una lujosa estancia para SOLO 2 personas en nuestra propia casa con todos los gastos pagados. Visita de cortesía de vez en cuando, invita la casa, no faltaría más.
Ayer se lo explicamos a Xavier. No sé si conoce el sentido de la expresión "estar de viaje", pero el sentido de "trabajar" sí que lo conoce bien, pues cada mañana se despide de nosotros mientras le decimos que después vendremos a buscarle.
Se está haciendo mayor, sabe comprender más cosas de las que creemos y eso, en esta ocasión, le hace un poquito más vulnerable. Ayer me explicó cómo había estado pintando con color naranja la pared de la escuela y que Aitxane se había manchado el brazo y la chaqueta de pintura.
En casa también le enseñamos a contar, pero ayer no lo intenté, pues contando en días el "estar de viaje" esta vez superamos el umbral de los números que él conoce y eso que a veces cuenta hasta 20. Y así nos fuimos a dormir... con el interrogante de si había entendido todo lo que le habíamos explicado o si se había preguntado en algún momento por cuánto tiempo es "estar de viaje".
Esta mañana se despertó, salió descalcito al comedor como hace cada mañana, y moviendo la cabeza como buscando algo dijo "papi no tá, papi ya se ha io". No sé si era pregunta o afirmación. Pero sí, así era. Y en ese momento es como si no pudieras encontrar las palabras. Y nada se vuelve fácil... ni tan comprensible como ayer cuando se lo explicabas.
Ayer se lo explicamos a Xavier. No sé si conoce el sentido de la expresión "estar de viaje", pero el sentido de "trabajar" sí que lo conoce bien, pues cada mañana se despide de nosotros mientras le decimos que después vendremos a buscarle.
Se está haciendo mayor, sabe comprender más cosas de las que creemos y eso, en esta ocasión, le hace un poquito más vulnerable. Ayer me explicó cómo había estado pintando con color naranja la pared de la escuela y que Aitxane se había manchado el brazo y la chaqueta de pintura.
En casa también le enseñamos a contar, pero ayer no lo intenté, pues contando en días el "estar de viaje" esta vez superamos el umbral de los números que él conoce y eso que a veces cuenta hasta 20. Y así nos fuimos a dormir... con el interrogante de si había entendido todo lo que le habíamos explicado o si se había preguntado en algún momento por cuánto tiempo es "estar de viaje".
Esta mañana se despertó, salió descalcito al comedor como hace cada mañana, y moviendo la cabeza como buscando algo dijo "papi no tá, papi ya se ha io". No sé si era pregunta o afirmación. Pero sí, así era. Y en ese momento es como si no pudieras encontrar las palabras. Y nada se vuelve fácil... ni tan comprensible como ayer cuando se lo explicabas.
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jueves, 14 de enero de 2010
Vacío interior.
Iba de compras, de rebajas, algo que no me gusta nada hacer... Apelotonada entre la multitud, casi a empujones, en aquel centro comercial. Era el primer día de rebajas y pensé "No irá mucha gente en horario laboral". Me equivoqué, pues los colegios no habían empezado y todo estaba lleno de estudiantes con ganas de comprar "bonito, bueno y barato".
Entonces algo atrajo mi curiosidad. Vi aquella tienda y algo cambió mi expresión de agobio. Aquel escaparate llamaba la atención de forma obligada, por lo menos subjetivamente y desde mi "extraña" visión. Un lugar que nadie más parecía estar viendo o tal vez, que la gente pretendía disimular.
Los escaparates vacíos, los cristales cristalinos como si nadie los hubiera tocado, a través de los cuáles asomaba una habitación blanca, casi vacía, con apenas una mesa, unos libros, algún boceto y un "posible" vendedor sentado en una silla. Qué tenía aquella tienda que nadie entraba? Me quedé parada en el escaparate. Impresionada. Qué es lo que anunciaban que a nadie le llamaba la atención?
Miré alrededor, con curiosidad, y el resto de lugares seguían aglutinados de gente. Entonces, al volver la mirada, lo descubrí. Había un cartel en el interior de aquel espacio tan nítido y mis ojos se clavaron. Decía "Hospital St Joan de Déu". Me gusta llamarlo también "El hospital de los niños". Ese lugar fabrica solidaridad y sonrisas para los niños enfermos. Es como un lugar sagrado. Y también cura, esa es sin duda la mejor parte.
Entonces pensé en el libro que me leí hace poco, que encontré por casualidad en una librería, sobre esos voluntarios y toda su labor. Y ahora estaba allí. Volvía a encontrarme con el mismo destino, también por casualidad, o tal vez no, como cuando encontré aquel libro, o más bien me encontró él a mí.
Me entraron muchas ganas de entrar, de preguntar qué tal todo, de distraer a aquel muchacho que parecía aburrido de no tener ningún visitante, de querer transmitirle que lo que hacía era muy importante, aunque no lo parecía si valorabas el inmenso vacío interior, no de aquella persona, sino de aquella habitación física.
Así que entré en aquella tienda vacía. Y compré otro libro al chico de la silla. Le pregunté "tú debes ser voluntario verdad?" y me contestó "sí... pero llevo poco tiempo" Entonces, antes de que yo lanzara otra pregunta, nos interrumpió un hombre que traía las manos ocupadas con un montón de cosas. Era mobiliario para rellenar aquel lugar. Mientras, el voluntario ya se había levantado a ayudar a aquel hombre cargado. Y yo ya me estaba iendo... para no molestar, a luchar de nuevo contra la multitud exterior. "No hace falta más mobiliario" pensé con mi nuevo libro entre las manos "... esa habitación ya está llena de lo esencial".
Entonces algo atrajo mi curiosidad. Vi aquella tienda y algo cambió mi expresión de agobio. Aquel escaparate llamaba la atención de forma obligada, por lo menos subjetivamente y desde mi "extraña" visión. Un lugar que nadie más parecía estar viendo o tal vez, que la gente pretendía disimular.
Los escaparates vacíos, los cristales cristalinos como si nadie los hubiera tocado, a través de los cuáles asomaba una habitación blanca, casi vacía, con apenas una mesa, unos libros, algún boceto y un "posible" vendedor sentado en una silla. Qué tenía aquella tienda que nadie entraba? Me quedé parada en el escaparate. Impresionada. Qué es lo que anunciaban que a nadie le llamaba la atención?
Miré alrededor, con curiosidad, y el resto de lugares seguían aglutinados de gente. Entonces, al volver la mirada, lo descubrí. Había un cartel en el interior de aquel espacio tan nítido y mis ojos se clavaron. Decía "Hospital St Joan de Déu". Me gusta llamarlo también "El hospital de los niños". Ese lugar fabrica solidaridad y sonrisas para los niños enfermos. Es como un lugar sagrado. Y también cura, esa es sin duda la mejor parte.
Entonces pensé en el libro que me leí hace poco, que encontré por casualidad en una librería, sobre esos voluntarios y toda su labor. Y ahora estaba allí. Volvía a encontrarme con el mismo destino, también por casualidad, o tal vez no, como cuando encontré aquel libro, o más bien me encontró él a mí.
Me entraron muchas ganas de entrar, de preguntar qué tal todo, de distraer a aquel muchacho que parecía aburrido de no tener ningún visitante, de querer transmitirle que lo que hacía era muy importante, aunque no lo parecía si valorabas el inmenso vacío interior, no de aquella persona, sino de aquella habitación física.
Así que entré en aquella tienda vacía. Y compré otro libro al chico de la silla. Le pregunté "tú debes ser voluntario verdad?" y me contestó "sí... pero llevo poco tiempo" Entonces, antes de que yo lanzara otra pregunta, nos interrumpió un hombre que traía las manos ocupadas con un montón de cosas. Era mobiliario para rellenar aquel lugar. Mientras, el voluntario ya se había levantado a ayudar a aquel hombre cargado. Y yo ya me estaba iendo... para no molestar, a luchar de nuevo contra la multitud exterior. "No hace falta más mobiliario" pensé con mi nuevo libro entre las manos "... esa habitación ya está llena de lo esencial".
miércoles, 13 de enero de 2010
Lo que quiero ser.
Hace que no escribo... Será porque he estado de vacaciones :P Unas buenas vacaciones! bueno, en realidad han sido dos semanas. Pero días de desconectar, de estar con la familia, de disfrutar de la flor de mis ojos, de... no sé... no hacer nada, sin complicaciones, de disfrutar del paso del tiempo tal vez. De simplemente pararme a tomar consciencia de lo que me rodea, de sentir olor a calefacción en casa, de observar la lluvia a través del cristal... Seguramente el año que viene adorne mejor mi casa. Lo piense todo mejor y no lo deje para última hora. Me apetece un buen centro de mesa, tiras brillantes colgando en el comedor, un árbol de navidad más grande y aprender a contar cuentos de hadas.
Mi niño me transforma, me da la vida, me devuelve la esperanza. Tal vez este sea un buen año. Igual o distinto al anterior. Tal vez encuentre la paz que estoy buscando, ahonde más en mi naturaleza, acabe siendo lo que quiero ser. Un poquito más. O tal vez no. Por si acaso, seguiré aquí... mientras no me pierda entre la niebla. O entre los huesos del futuro.
Mi niño me transforma, me da la vida, me devuelve la esperanza. Tal vez este sea un buen año. Igual o distinto al anterior. Tal vez encuentre la paz que estoy buscando, ahonde más en mi naturaleza, acabe siendo lo que quiero ser. Un poquito más. O tal vez no. Por si acaso, seguiré aquí... mientras no me pierda entre la niebla. O entre los huesos del futuro.
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