Ayer pasamos la tarde en el parque, como hacemos casi diariamente durante estos días de buen tiempo. El calor era aplastante... La mayoría de padres estaban sentados en los bancos que da la sombra y desde allí observaban a sus hijos. Yo no me podía permitir ese lujo (realmente hacía mucha calor) por varios motivos: 1. Xavier todavía es muy peque como para no acompañarlo al tobogán 2. Si no voy con él, Xavier viene a cogerme de la mano y pedirme que lo acompañe de forma inmediata. De hecho, si lo pienso un poco más, no sé dónde está el lujo realmente, si en disfrutar de la sombra, o disfrutar que tu hijo disfrute contigo.
A veces es cierto que un momento de tranquilidad lo necesitamos todos, pero a largo plazo suelo observar cómo el "descanso a la sombra" reiterado de muchos padres puede llegar a convertirse en monotonía, indiferencia y poca predisposición a estar por ellos, sus hijos. Es como parte del proceso acelerado de independencia, que muchos padres anhelan y por tanto fuerzan. Yo personal y sinceramente no tengo ninguna prisa...
Sí, también muchas veces me he preguntado aquello de "y si pudiera estar tranquila un rato sin el reclamo de Xavier" "y si se estreteniera tranquilo con esos niños..." Pero sus juegos, sus ganas de estar conmigo siempre compensan! Y es que muchas noches echo de menos que Xavier se duerma otra vez en bracitos como cuando era un bebé, así que, quién me dice a mí qué no echaré de menos mañana?
Carpe diem! que el tiempo pasa volandoooo!
martes, 23 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario