Allí estaba yo, merendando unos Donnettes cuando de pronto esa madre con su hijo en brazos interrumpen el momento, justo colocándose a mi lado:
“Eres muy malo” le dice la madre.
“Vale” contesta el hijo.
Me sorprendió la respuesta del niño. La afirmación de la madre no porque lamentablemente se escucha a diario. Les sonreí y pregunté:
“Cuántos años tiene?”
“Tiene dos” me contestó la madre.
A lo que seguí pendiente de la situación. Lo dejó en el suelo y el niño se acercó a una moto que acababa de llegar, y el motorista se estaba quitando el casco cuando de nuevo la madre:
“No te acerques a la moto o el chico te va a pegar”
En este momento, entendí muchas cosas… Incluso resolví mi duda inicial frente a la respuesta “vale” del niño.
La cosa siguió:
“No vayas pa allá que va a venir un coche y te va a atropellar”
Observé alrededor, y no había peligro. Miré a la madre, y deducí que era una afirmación de esas que se hacen sin pensar porque ella ya estaba pendiente de otra cosa sin vigilar al niño.
Entonces el niño vino. Y se acercó señalando mis Donnettes.
“No que eso no es tuyo” dijo la madre.
“No importa… Ya no quiero más” dije, ofreciendo mi merienda. Y entonces el niño me sonrió con un Donnette en la boca.
Me pareció como su único momento feliz del día. No sé, y me quedé como parada, como triste… preguntándome en cuántas familias suceden estas cosas…
jueves, 16 de abril de 2009
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