Cuando tuve a Xavier surgieron muchas dudas y muchas ganas de saber sobre todas las cosas que me cuestionaba, no sólo a nivel de lactancia, sino como madre primeriza. Y es que vivía la experiencia con confusión a veces. Tan feliz, tan agradecida. Tan vulnerable de golpe. Tan perdida. Cómo sobrellevar tantas sensaciones juntas, tal vez hasta contradictorias. Ahora sé que no era así. No eran contradicciones, más bien eran el resultado de la teoría bien conocida de la causa-efecto. Si sentía miedo a veces, es porque aquel nuevo trocito de vida ya, desde hacía 9 meses, lo había sido todo para mí. Era más delicado él que mi pensamiento, y pensar eso me hacía volverme más delicada todavía. No sabía entonces que mi cuerpo y mente cambiarían para siempre, que ahora me volvería un nuevo “yo”. Que la vulnerabilidad en ciertos aspectos de la vida me haría eso, como he dicho otras veces, más humana tal vez. Y aquellos días eran solo el principio de la gran satisfacción y preocupaciones que conllevan la llamada “maternidad”. Y Xavier empezaba a sentirse un bebé. Y yo estaba empezando a sentirme madre. Hay que vivir la experiencia para saber lo que es. Lo que se siente. Que no hay vuelta atrás… Y os puedo asegurar hoy por hoy, con la certeza de quien ha vivido la experiencia, que el camino, el cambio es sencillamente maravilloso.
Una vez fuimos al hospital a visitar un familiar. Xavier no venía, no era buen lugar para él. Al lado una anciana que pregunta, que comenta, que quiere saber. Alguien dice “y ellos acaban de tener un bebé” Y la mujer me mira, y me pregunta y me comenta… “vaya… cómo se quiere a un hijo verdad?” Un comentario clásico, de esos que has escuchado mil veces en la vida, de tus abuelos, de una amiga, de tu madre… De esos que parecen tan vagos en contenido, que parecen un decir por decir. Y de nuevo esa sensación tan fuerte que has sentido más veces desde su nacimiento… Qué debe ser? Es plenitud. Que no te deja contestar, porque de pronto has sentido un nudo en la garganta… Los ojos te piden llorar… Por primera vez lo sientes así: Soy madre y ahora sé lo que se siente. Es la maternidad y ese comentario clásico te ha golpeado el interior dulcemente. Y lo único que te sale es un “Ya lo puede decir, señora”. Y todo eso mientras los ojos aún te piden llorar.
martes, 15 de julio de 2008
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4 comentarios:
Ni que lo digas xhica. Yo estoy tonta perdida tol dia
¡Hoy Xavier cumple 1 año!¡Felicidades!
Después de haberte leído, mis ojos también piden llorar.
Que disfrutéis mucho de este día tan especial.
Es verdad! muchas felicidades!
Muchas gracias! sois geniales ;-) Sí, mi pequeñín está hecho un hombrecito ya jajajaa
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