martes, 3 de junio de 2008

El antes y el después.

Hace ya unos meses diría yo, cuando Xavier aún tenía carita de bebé y no de personita, su inocencia era completa. Ahora igualmente jajaa pero ya empieza a saber mejor qué es lo que quiere en cada momento... y eso es como haber empezado otra nueva etapa.

La diferencia entre el antes y el después radica en muchas cosas. Por ejemplo, antes podía distraerlo mientras trataba de quitarle algún objeto de las manos y ahora es casi imposible hacerlo sin que se dé cuenta. El resultado final será seguramente un quejido o bien una muestra de conformidad, pero sea como sea, es consciente de que tenía algo en la manita y ahora lo tienes tú. Cómo evolucionan! Es increíble! No te das cuenta y ya han cambiado otra vez, ya han aprendido algo nuevo, ya te han hecho reir!

Os pongo un ejemplo del antes y el después, casi la misma escena, con diferente escenario, diferentes objetos, pero los mismos niños y la misma relación. Veréis que las escenas se parecen y veréis en qué se diferencian también. Las diferencias son fruto de la evolución natural y maravillosa de la mente de los niños en cuestión de meses. Son vivencias reales de Xavier.

El "antes" (sobre los 6-7 meses? no estoy segura)

Xavier está con su amiguito x de casi 3 años en el parque, jugando con la tierra. Uno sentado enfrente del otro a apenas medio metro de distancia... El amiguito x tiene un cubo, una pala,un rastrillo y otros varios utensilios para jugar con la arena. Por alguna razón alguien le ha dado a Xavier un objeto al azar y éste ya tiene el "gran" rastrillo amarillo "genial" en sus manos. Y digo "gran" y "genial" porque aunque a nosotros a priori un simple rastrillo nos pueda parecer un objeto poco valioso, para ellos seguramente se trate de ese único e imprescindible rastrillo sin el cual no podrían respirar. Y si no pueden respirar no pueden seguir jugando... Así que vale la pena no perderlo de vista.

Pero Xavier es muy pequeñito todavía y claro, aún no le ha dado tiempo a reflexionar sobre el valor que tiene ese "gran" rastrillo amarillo "genial". Pero el amiguito que es más grande, sí lo ha pensado. Y desde momento en que el rastrillo ha dejado de estar ignorado a centímetros de su pie, lleva vigilándolo sin descanso. Un ratito vale, pero todo el rato es mucho rato... Para los niños, 5 minutos pueden ser media vida... Así que su amiguito x, cansado de vigilar, se estira hacia delante, alarga un brazo y le quita a Xavier el "gran" rastrillo amarillo "genial" de sus manos. Normal, no puede correr el riesgo de despistarse un momento y perder el rastro para siempre.

El amiguito x entonces mira a Xavier bien contento con su azaña y con gran sensación de alivio, y Xavier que observa que le está sonriendo, mira a su amiguito bien contento también y sin sensación de pérdida. Está totalmente entregado a su sonrisa. Poco le importa el rastrillo.


El "después" (10 meses)

Xavier está en casa y viene a verle su amiguito x. Estarán un ratito juntos y podrán jugar, compartir, sonreir, lo que quieran. Sacamos los juguetes y así podrán elegir. Otra vez están uno enfrente del otro... a apenas medio metro de distancia. El amiguito tiene la misma carita de bueno que tenía hace meses, a Xavier le ha cambiando a carita de personita. Ahora la situación se presenta como distinta, pero muy parecida...

El amiguito se muestra confiado en rescatar un “gran” libro “genial” de entre los juguetes ignorados a unos centímetros de su pie. Xavier todavía no ha hecho ni caso de sus juguetes y solo hace que observar fijamente al amiguito como quien observa una acción única de nuestro siglo. De pronto se apresura de forma casi inmediata (no dudó ni un minuto, no esperó ni el tiempo prudencial de tregua que su amigo le ofreció hace unos meses) a quitarle el “gran” libro “genial” de las manos... Xavier no sabe hacerlo de forma ordenada y para ello, se tira hacia delante, deja caer su peso sobre el amiguito x, le estira de la manga, le estira del brazo... jajaa Es chiquitín y no sabe distinguir entre dar una caricia y dar un pellizco. Pero después de poner tanto esfuerzo en su maniobra no consigue el objetivo. Es más su amiguito x, que es más grande que él, hace un simple giro, y Xavier ya ha perdido de vista su "gran" libro "genial".

Entonces, se le ofrece a Xavier otro libro de la misma colección. Y lo coge con sus manitas, parece interesarle. Pero... se conformará? Evidentemente no... Quiere el "gran" libro genial, este nuevo ni es "gran" ni es "genial", ni es único ni imprescindible. Vuelve a maniobrar insistentemente...

Si en este caso cambiásemos ese libro por el rastrillo inicial, seguramente Xavier habría actuado de la misma forma, sin tener todavía percepción distinta sobre un objeto que es suyo y un objeto que es de su amiguito. Así que lo que me pareció valorar es que lo que tiene su amiguito x, sea lo que sea, debe ser valioso, único e imprescindible.

Finalmente el amiguito x, cansado de su posesión, deja olvidado ese libro en un rincón, y entonces Xavier mira el “gran” libro “genial” con indiferencia. Y se centra una vez más en observar en su amiguito como quien observa una acción única de nuestro siglo.




Así evolucionan los niños… Así son, de veras, así de maravillosos, os lo juro, lo he visto con estos ojos.

No hay comentarios: